Decir crisis es una palabra escandalosa, y que lo más frecuente es que lo primero que se nos venga a la mente sea la económica, pero la crisis intelectual como me gusta referirme, a esa forma despreocupada y desinteresada de retos al intelecto, de aquella forma tan banal y superficial de percibir y limitar lo grandioso de las capacidades, que por lo general todos tenemos (exceptuando a los políticos), que me hace ponerme a pensar... y como es habitual esa duda implacable me asalta.
¿Cuantas metas intelectuales nos hemos propuesto este año?
El ser humano como tal tiene esa capacidad de aprender diversas cosas, en nuestra existencia promedio. Hablar, operaciones matemáticas, historia, son algunos conocimientos aprendidos. Pero cuando hemos adquirido estos conocimientos básicos y muy generales, vamos y nos compramos un libro y desarrollamos mas de nuestras capacidades, o nos conformamos con resolver el crucigrama de los diarios, el cual es un buen ENTRETENIMIENTO, que es la palabra clave de la vida de las personas, se entretienen, estancan y degrada aquel ímpetu, alcanzar aquella satisfacción de dar ese gran salto que es emprender esa carrera por el conocimiento que en realidad nunca debería terminar.
¡El conocimientos os hará libres! de temor, dudas e interrogantes que siempre quisimos resolver, pero jamas nos animamos a ponerlas en claro, a darle ese gusto tan merecido que es a nuestro intelecto y que no existe barrera que no podamos saltar por muy alta que sea, si encuentra ese impulso que haga decidirte.
Quien deja echar a perder su mente, a echado a perder su vida
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